Puede notar el vacío de su mirada,
frente al espejo, frente a la nada.
Puede sentir el calor de su respiración,
el temblor de sus manos, el latido de su corazón. Se pregunta si este seguirá
en movimiento, pero de qué sirve si por ahí ya no pasan los sentimientos. Todos
se esfumaron, y ahora son parte de un cuento de fantasía. Donde creer o no
creer, solo depende de él.
Alguna vez se preguntó si ésta sería su
realidad, su única verdad.
Hoy solo es uno más de todos aquellos
que viven en soledad. El destino no les da tregua. Quien se acobarda se queda,
y quien lo enfrenta, crece, madura y persevera, con heridas y cicatrices que
demuestran la fuerte lucha contra el tiempo.
No le importa su pasado, ni su futuro,
solo trata de arreglar y balancear su presente, porque a partir de éste, tendrá
un mañana, una sonrisa, una nueva mirada. Y un reflejo frente a ese espejo.
A.R
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